Él tenía esa luz en los ojos, esa luz que lo iluminaba todo, hacia que lo viera todo mucho mejor... Pero todo eso se acabó, sus ojos ya no me miran y todo está oscuro. Todos esos momentos se perdieron en el tiempo como las lágrimas bajo la lluvia... A veces vuelvo a ver esa pequeña luz, no son más que pequeñas luciérnagas que se apagan al poco tiempo. No me sirven de nada. Pero me paro a pensar y me doy cuenta de que nadie puede iluminar más mi camino que mis ojos y mi mente, nadie sabrá hacerlo mejor que yo. Y sigo pensando y me doy cuenta de que sí, de que necesito a alguien ofreciéndome su luz, pero no la necesito plenamente, yo sola debo aprender en el camino.
A veces hay que ver las cosas oscuras, la puta mierda, para luego, poder apreciar el prado lleno de espigas doradas, para poder correr y rozarlas con la punta de tus dedos y sentirte bien, libre...
Nunca te habia leido, hoy, sin sueño he decidido hacerlo. y aunque ha sido mas tarde que pronto, me alegro de averlo hecho. un beso guapa! sigueee!
ResponderEliminar