viernes, 28 de diciembre de 2012

Él tenía esa luz en los ojos, esa luz que lo iluminaba todo, hacia que lo viera todo mucho mejor... Pero todo eso se acabó, sus ojos ya no me miran y todo está oscuro. Todos esos momentos se perdieron en el tiempo como las lágrimas bajo la lluvia... A veces vuelvo a ver esa pequeña luz, no son más que pequeñas luciérnagas que se apagan al poco tiempo. No me sirven de nada. Pero me paro a pensar y me doy cuenta de que nadie puede iluminar más mi camino que mis ojos y mi mente, nadie sabrá hacerlo mejor que yo. Y sigo pensando y me doy cuenta de que sí, de que necesito a alguien ofreciéndome su luz, pero no la necesito plenamente, yo sola debo aprender en el camino.
A veces hay que ver las cosas oscuras, la puta mierda, para luego, poder apreciar el prado lleno de espigas doradas, para poder correr y rozarlas con la punta de tus dedos y sentirte bien, libre...

1 comentario:

  1. Nunca te habia leido, hoy, sin sueño he decidido hacerlo. y aunque ha sido mas tarde que pronto, me alegro de averlo hecho. un beso guapa! sigueee!

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